lunes, 26 de agosto de 2013

Augusto Bracca





Hace treinta y pico de años, cuando el tráfico caraqueño todavía era medianamente racional, el maestro Bracca componía sus piezas mientras manejaba un autobús de la línea Mesuca. Pero ya El Carrao de Palmarito le había grabado Chaparralito Llanero y lo había convertido en éxito. También Javier Solís y Julio Jaramillo le habían interpretado sus temas, además de lo más granado y emblemático del canto llanero. Cuando Cristóbal Jiménez puso su Fiesta llanera en Elorza en un acetato, hasta los suecos y los bálticos (por nombrar dos al voleo) bailaron al son de las bandolas. Siempre se trajo con él, estuviera donde estuviera, el polvo del camino de su natal Orichuna y a Orichuna de Apure volvió para fundirse con su polvo caminero después de 94 años y más de 300 canciones. Un abrazo maestro y nos seguimos viendo por ahí, en el camino.

Palabra y dibujo: Xulio Formoso

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