lunes, 14 de octubre de 2013

Solo con fondo de luna

Brama la nostalgia en pleno apogeo con su luna creciendo en nuestro horizonte: “todo lo que quise lo quise solo”

Somos soledades comunicantes conectados por una base común. Tenemos distintas formas de ser y tal vez encontradas posiciones en el actuar pero cuando las emociones líquidas de nuestros signos gotean, alcanzan el mismo nivel en nuestros corazones impidiendo que uno solo sea rebasado y colapse el alma.

Nos encontramos en la palabra, esa letra en carne viva. Coincidimos un siete de octubre leyendo a Edgar Allan Poe: un poeta para no dormir. Nos amamos con desmesura desmintiéndolo cuando dice “de la misma fuente no he tomado mi pena; no se despertaría mi corazón a la alegría con el mismo tono”. No. No hay coincidencias porque nadie ama de la misma manera dos veces.

¿Por qué Poe esgrimía un artefacto para escudriñar las estrellas si él mismo fue un telescopio para mirar el universo interior? Tal vez porque su cuento, prolongado en el nuestro, sucumbe en el principio y se reinicia en el final. Tus ojos jamás volverán a mirar la luna sin buscar en ella el reflejo de lo perdido…y sin embargo. No importa que la mayoría te requiera, sabes que el reclamo por tu partida es mío.

Tememos. Nos tenemos. ¿Hasta qué punto eso nos redime de incurrir en desacato? ¿Puede un beso certero ahuyentar al cuervo que grazna ¡nunca más! azuzando el dolor del amante afligido? ¿Será que somos solo pesadilla intensa en sueño ajeno?  

Quisiera como Allan Poe sufrir el horror de escribir bien mas no hay relato que me soporte.

Nada hay más ficticio que la realidad.
Palabra: Ileana Ruiz
Dibujo: Xulio Formoso

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