La cultura popular tiene la voz de
Perucho Aguirre
La copla es un cuento de la vida
¿Cómo
es la historia de un canto?
Desde niño yo vengo haciendo coplas y poesía.
Todos los personajes que iba conociendo en mi infancia y lo que ocurría en mi
calle lo hacía versitos. Cuando entré al campo musical me di cuenta que podía
conjugar las dos cosas, las anécdotas y la música. Yo escribo en cualquier
papelito: cartón de vasos, servilletas, revistas, periódicos, libretas y grabo la
música; la voy oyendo hasta que la saco pa’ la calle. A medida que la voy
cantando la voy arreglando hasta que por fin la oigo y me digo ¡ésta es!
¿Cuándo
sabes que una canción está bien hecha?
Pues cuando uno la canta en alguna parte y
crea una polémica, una habladera sobre eso. Es lo que yo llamo la dialéctica
del canto popular en Venezuela. Se hacen muchas canciones y las estás oyendo y
sabes que no hay nada: es simplemente una canción. Se llama canción porque
tiene música y letra. ¡Ah! Pero el alma de la canción, el corazón latiendo, los
pulmones respirando, la condición de amor que pueda tener (porque al fin y al
cabo el verdadero amor está lleno de sangre, de ritmo) eso es muy diferente.
¿Cuál
es el papel de la radio en la difusión de ese amor?
La libertad de expresión en la radio es la
inducción de la libertad de pensamiento. Acá lo quieren resolver todo con
leyes. Ahora se pretende que la gente de la radio entienda lo que es
importante. Si no lo entienden, los buenos propósitos se quedan en nada, en
pura ley. Por ejemplo, tú pones una emisora de radio todo un día y no oyes una
cantica de alguien importante, llámese importante quien haga una canción que te
atrape, te convoque, te diga algo. La canción no es para vestir una moda. Si
alguien va a conocer Margarita, lo justo es que en los autobuses se oiga la
música de allí para que la gente la aprecie. ¿Qué está pasando con nosotros que
nuestro canto no está produciendo ninguna avalancha?
¿Cuál
es la razón de ser de un cantor?
Situarse uno en la vida. ¿Para qué hago yo
esto? Lo importante es que sí, uno pretende alegrar pero, en el fondo del
corazón, uno lo que pretende es atrapar, convocar, meter en cintura eso que la
gente no sabe y que es a través de la canción que se puede decir. ¡Ah! Pero es
que me estoy yendo con una letrica simpaticona, muy bien hecha, muy pulimentada
(eso de hacer una canción de un solo cipotazo no es cierto) porque mientras no
logre la última colada, eso no va para la calle. Allí está mi responsabilidad
como músico, como compositor.
¿Cómo
encuentra un artista la trascendencia?
El trasfondo es muy parecido a lo que yo
hago: tratar de encontrar un pendejo y meterlo hacia el potrero mío para que
cuando yo vea que el caballito ya está listo le abra la talanquera para que se
vaya ¡Anda a correr el campo! ¡Allá va otro Perucho! ¡Aguántenlo porque ese
loco va a no engañar! Él va lleno de amores. Ese es el secreto: conjugar los
amores de uno y los que uno pueda conseguir. Hay que leer buenos libros, buenos
periódicos, escuchar buena música para no quedarse metido en un círculo.
También hay que salir, hablar con la gente, observar las cosas para no ponerse
a inventar: si te pones a inventar, resulta que la letra no te sirve. Hay que
manosear la materia prima con la que pretendes hacer una canción. Es como un
jardín: si no lo cuidas, lo podas, le quitas las ramas que se secaron y lo
enamoras, mejor es que no hagas nada.
¿Qué
es el azul que te sirve de rúbrica?
Azul son sentimientos, azul ha sido mi
vida. Ese mar bravío, tempestuoso y otras veces sereno. Una mezcla de todos los
azules posibles que pretenden hacerse poemas, canciones bien hechas, velorios
de cruz de mayo, anécdotas. En ese azul con el que yo termino todos mis textos
está este país que todavía en el azul no ha aparecido donde cada quien es ese
caballito patrio, cimarrón, lleno de fuerza y anhelos. Donde no hay desesperanza,
descontrol, insensatez. Donde todos cabemos.
Entrevista: Ileana Ruiz
Dibujo: Xulio Formoso
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