martes, 22 de octubre de 2013

Perucho Aguirre

La cultura popular tiene la voz de Perucho Aguirre
La copla es un cuento de la vida



Desde hace 42 años la música del oriente venezolano - gaitas, galerones, polos, motivos guaiqueríes -  viaja en el barquito de papel y voz que el Collar de Perlas ha construido para navegar por el azul. Nueve pájaros de mar que andan por tierras monaguenses sin haber jamás dejado de palpitar en el corazón de la isla porque para ellos “Margarita está rodeada de Venezuela por todas partes”. Las canciones de Perucho Aguirre no caben en cuatro espacios y cinco líneas sino que precisan del pentagrama de la vida para expresarse y trascender.


            ¿Cómo es la historia de un canto?
Desde niño yo vengo haciendo coplas y poesía. Todos los personajes que iba conociendo en mi infancia y lo que ocurría en mi calle lo hacía versitos. Cuando entré al campo musical me di cuenta que podía conjugar las dos cosas, las anécdotas y la música. Yo escribo en cualquier papelito: cartón de vasos, servilletas, revistas, periódicos, libretas y grabo la música; la voy oyendo hasta que la saco pa’ la calle. A medida que la voy cantando la voy arreglando hasta que por fin la oigo y me digo ¡ésta es!
¿Cuándo sabes que una canción está bien hecha?
Pues cuando uno la canta en alguna parte y crea una polémica, una habladera sobre eso. Es lo que yo llamo la dialéctica del canto popular en Venezuela. Se hacen muchas canciones y las estás oyendo y sabes que no hay nada: es simplemente una canción. Se llama canción porque tiene música y letra. ¡Ah! Pero el alma de la canción, el corazón latiendo, los pulmones respirando, la condición de amor que pueda tener (porque al fin y al cabo el verdadero amor está lleno de sangre, de ritmo) eso es muy diferente.
¿Cuál es el papel de la radio en la difusión de ese amor?
La libertad de expresión en la radio es la inducción de la libertad de pensamiento. Acá lo quieren resolver todo con leyes. Ahora se pretende que la gente de la radio entienda lo que es importante. Si no lo entienden, los buenos propósitos se quedan en nada, en pura ley. Por ejemplo, tú pones una emisora de radio todo un día y no oyes una cantica de alguien importante, llámese importante quien haga una canción que te atrape, te convoque, te diga algo. La canción no es para vestir una moda. Si alguien va a conocer Margarita, lo justo es que en los autobuses se oiga la música de allí para que la gente la aprecie. ¿Qué está pasando con nosotros que nuestro canto no está produciendo ninguna avalancha?
¿Cuál es la razón de ser de un cantor?
Situarse uno en la vida. ¿Para qué hago yo esto? Lo importante es que sí, uno pretende alegrar pero, en el fondo del corazón, uno lo que pretende es atrapar, convocar, meter en cintura eso que la gente no sabe y que es a través de la canción que se puede decir. ¡Ah! Pero es que me estoy yendo con una letrica simpaticona, muy bien hecha, muy pulimentada (eso de hacer una canción de un solo cipotazo no es cierto) porque mientras no logre la última colada, eso no va para la calle. Allí está mi responsabilidad como músico, como compositor.
¿Cómo encuentra un artista la trascendencia?
El trasfondo es muy parecido a lo que yo hago: tratar de encontrar un pendejo y meterlo hacia el potrero mío para que cuando yo vea que el caballito ya está listo le abra la talanquera para que se vaya ¡Anda a correr el campo! ¡Allá va otro Perucho! ¡Aguántenlo porque ese loco va a no engañar! Él va lleno de amores. Ese es el secreto: conjugar los amores de uno y los que uno pueda conseguir. Hay que leer buenos libros, buenos periódicos, escuchar buena música para no quedarse metido en un círculo. También hay que salir, hablar con la gente, observar las cosas para no ponerse a inventar: si te pones a inventar, resulta que la letra no te sirve. Hay que manosear la materia prima con la que pretendes hacer una canción. Es como un jardín: si no lo cuidas, lo podas, le quitas las ramas que se secaron y lo enamoras, mejor es que no hagas nada.
¿Qué es el azul que te sirve de rúbrica?
Azul son sentimientos, azul ha sido mi vida. Ese mar bravío, tempestuoso y otras veces sereno. Una mezcla de todos los azules posibles que pretenden hacerse poemas, canciones bien hechas, velorios de cruz de mayo, anécdotas. En ese azul con el que yo termino todos mis textos está este país que todavía en el azul no ha aparecido donde cada quien es ese caballito patrio, cimarrón, lleno de fuerza y anhelos. Donde no hay desesperanza, descontrol, insensatez. Donde todos cabemos.

Entrevista: Ileana Ruiz
Dibujo: Xulio Formoso

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